El Defensor de Granada
El título de este blog "El Defensor de Granada" es un homenaje al diario que se editó en la ciudad de Granada desde el 20 de septiembre de 1880 al 19 de julio de 1936, fecha en la que el estallido de la guerra civil española acabó con él.
ANTE EL 12 DE OCTUBRE
Hay efemérides que nos mueven a dirigir una mirada hacia la espesura de nuestra historia; en ella encontramos nuestros verdaderos valores. El 12 de Octubre es una de esas fechas, se diga lo que se diga sin razón contra ella, de nuestro más legítimo orgullo. No se piense por esto que cuantos compartimos este sentimiento somos de carácter conservador y tradicionalista, sino por el contrario amantes del conocimiento del pasado. Los tradicionalistas más que amar el pasado pretenden hacerlo presente. Amar el pasado es simplemente congratularse de que haya sucedido. Su relato es el camino más corto al íntimo fondo de una realidad apasionante. En más de una ocasión he afirmado, y me reitero, que de cuantas empresas ha acometido España en los siglos pasados, la epopeya americana es la principal porque dio vida –cuerpo y espíritu- a una comunidad de pueblos libres, a veinticinco naciones independientes, si excluimos los estados de norteamericanos que siente el orgullo de su origen hispano. Todos hermanados por una misma lengua, cultura, mentalidad, tradiciones y creencias. Sin duda un privilegio que no tiene paralelismo en la historia. Pero hay más, y es que en este proceso, que a la gran mayoría de españoles nos enorgullece, América fue el gran crisol de las Españas, porque en ella se fundieron andaluces, extremeños, castellanos, aragoneses, gallegos, valencianos, asturianos, catalanes y vascos; a su vez todos ellos unieron su sangre con las razas indígenas con lo que se acabó de consolidar en el Nuevo Mundo un fecundo mestizaje, fiel reflejo de una actitud ante la vida. Hoy tenemos suficiente perspectiva para enfocar con objetividad la empresa de España en América, sin triunfalismos ni derrotismos hipercríticos. Aquella aventura, precisamente por su inmensidad, tuvo sus aciertos y errores, como toda obra humana, pero con realidades tan positivas como el reconocimiento de la libertad del indígena y las fórmulas de convivencia. En cuanto a los errores, fueron resultado de las mentalidades y costumbres de una época en que las luces del Renacimiento no conseguían superar lo mucho de barbarie que permanecía en el espíritu humano, y que persevera aún en los tiempos actuales.
La obra de España en América admite una doble valoración: como empresa heroica, más propia de titanes que de hombres y por la formidable acción civilizadora inspirada en razones altruistas dignas del mayor reconocimiento. El momento heroico lo escribieron descubridores, exploradores y conquistadores cuyas acciones además de sorprendernos por su intrepidez e ingenio nos abruman por las dimensiones colosales del escenario en el que la triple hazaña se desarrolló. Fue un esfuerzo nítidamente hispánico, incluido el descubrimiento, a pesar de la eterna polémica del origen de Colón, que acudió a los Reyes Católicos por el desarrollo náutico alcanzado por Castilla, y otras razones. Los marinos de la baja Andalucía y cántabros surcaban el Atlántico hasta alcanzar las Canarias, las costas del Sahara y Guinea. La hazaña de 1492, que ensanchó el horizonte del mundo a sus máxima extensión es española en todo: el respaldo estatal fruto de la visión de una reyes excepcionales, la financiación, la ciencia y la experiencia marinera, los navíos, los tripulantes…
La exploración del Nuevo Mundo sobrecoge por la dimensión colosal de los actores, auténticos héroes homéricos; su exploración y la de los grandes Océanos no han sido suficientemente valoradas. Ante esta empresa el mismo descubrimiento palidece, y evidencia hasta qué punto los historiadores son caprichosos a la hora de exaltar y ponderar las gestas que estudian. Si contrastamos la inmensidad del Nuevo Mundo con la pequeña España resulta difícil de comprender cómo un puñado de sus hombres en no más de un cuarto de siglo recorrió las más abruptas, inhóspitas y extensas regiones y surcaron inmensos océanos, hasta conseguir la redondez de la tierra. Desde el Cañón del Colorado hasta la Patagonia, desde la Amazonía hasta las cumbres de los Andes, tres océanos y numerosos mares interiores; tales expediciones nos asombran ante los trabajos de Cortés, Pinzón, Ojeda, Nicuesa, Balboa, Ponce de León, Elcano, Alvar Núñez, Hernando de Soto, Orellana, Martínez de Irala…, no parecen humanos sino seres mitológicos dotados de fuerzas sobrenaturales. Muchos de estos capitanes que pasan por conquistadores fueron auténticos exploradores y colonizadores.
La acción de España en el Nuevo Mundo fue profundamente civilizadora, ajustada a cuatro postulados: libertad del indio, mestizaje, equiparación administrativa y transculturización.
La libertad del indio proclamada por Isabel la Católica en 1500 es nuestro primer y legítimo orgullo, y para entender la trascendencia de su decisión sin parangón en su tiempo, recordemos que en el siglo XV la esclavitud estaba legalmente reconocida, y los abusos, que se produjeron, fueron combatidos por los mismos españoles entre los que destacó el padre Las Casas, por el contrario no hubo figura semejante ni leyes parecidas en las colonizaciones inglesa y francesa. Mientras, aquí algunos aplauden las voces que denigran la obra de España en América, fruto de nuestra insólita tendencia autodestructiva.
ANTE EL 12 DE OCTUBRE
Hay efemérides que nos mueven a dirigir una mirada hacia la espesura de nuestra historia; en ella encontramos nuestros verdaderos valores. El 12 de Octubre es una de esas fechas, se diga lo que se diga sin razón contra ella, de nuestro más legítimo orgullo. No se piense por esto que cuantos compartimos este sentimiento somos de carácter conservador y tradicionalista, sino por el contrario amantes del conocimiento del pasado. Los tradicionalistas más que amar el pasado pretenden hacerlo presente. Amar el pasado es simplemente congratularse de que haya sucedido. Su relato es el camino más corto al íntimo fondo de una realidad apasionante. En más de una ocasión he afirmado, y me reitero, que de cuantas empresas ha acometido España en los siglos pasados, la epopeya americana es la principal porque dio vida –cuerpo y espíritu- a una comunidad de pueblos libres, a veinticinco naciones independientes, si excluimos los estados de norteamericanos que siente el orgullo de su origen hispano. Todos hermanados por una misma lengua, cultura, mentalidad, tradiciones y creencias. Sin duda un privilegio que no tiene paralelismo en la historia. Pero hay más, y es que en este proceso, que a la gran mayoría de españoles nos enorgullece, América fue el gran crisol de las Españas, porque en ella se fundieron andaluces, extremeños, castellanos, aragoneses, gallegos, valencianos, asturianos, catalanes y vascos; a su vez todos ellos unieron su sangre con las razas indígenas con lo que se acabó de consolidar en el Nuevo Mundo un fecundo mestizaje, fiel reflejo de una actitud ante la vida. Hoy tenemos suficiente perspectiva para enfocar con objetividad la empresa de España en América, sin triunfalismos ni derrotismos hipercríticos. Aquella aventura, precisamente por su inmensidad, tuvo sus aciertos y errores, como toda obra humana, pero con realidades tan positivas como el reconocimiento de la libertad del indígena y las fórmulas de convivencia. En cuanto a los errores, fueron resultado de las mentalidades y costumbres de una época en que las luces del Renacimiento no conseguían superar lo mucho de barbarie que permanecía en el espíritu humano, y que persevera aún en los tiempos actuales.
La obra de España en América admite una doble valoración: como empresa heroica, más propia de titanes que de hombres y por la formidable acción civilizadora inspirada en razones altruistas dignas del mayor reconocimiento. El momento heroico lo escribieron descubridores, exploradores y conquistadores cuyas acciones además de sorprendernos por su intrepidez e ingenio nos abruman por las dimensiones colosales del escenario en el que la triple hazaña se desarrolló. Fue un esfuerzo nítidamente hispánico, incluido el descubrimiento, a pesar de la eterna polémica del origen de Colón, que acudió a los Reyes Católicos por el desarrollo náutico alcanzado por Castilla, y otras razones. Los marinos de la baja Andalucía y cántabros surcaban el Atlántico hasta alcanzar las Canarias, las costas del Sahara y Guinea. La hazaña de 1492, que ensanchó el horizonte del mundo a sus máxima extensión es española en todo: el respaldo estatal fruto de la visión de una reyes excepcionales, la financiación, la ciencia y la experiencia marinera, los navíos, los tripulantes…
La exploración del Nuevo Mundo sobrecoge por la dimensión colosal de los actores, auténticos héroes homéricos; su exploración y la de los grandes Océanos no han sido suficientemente valoradas. Ante esta empresa el mismo descubrimiento palidece, y evidencia hasta qué punto los historiadores son caprichosos a la hora de exaltar y ponderar las gestas que estudian. Si contrastamos la inmensidad del Nuevo Mundo con la pequeña España resulta difícil de comprender cómo un puñado de sus hombres en no más de un cuarto de siglo recorrió las más abruptas, inhóspitas y extensas regiones y surcaron inmensos océanos, hasta conseguir la redondez de la tierra. Desde el Cañón del Colorado hasta la Patagonia, desde la Amazonía hasta las cumbres de los Andes, tres océanos y numerosos mares interiores; tales expediciones nos asombran ante los trabajos de Cortés, Pinzón, Ojeda, Nicuesa, Balboa, Ponce de León, Elcano, Alvar Núñez, Hernando de Soto, Orellana, Martínez de Irala…, no parecen humanos sino seres mitológicos dotados de fuerzas sobrenaturales. Muchos de estos capitanes que pasan por conquistadores fueron auténticos exploradores y colonizadores.
La acción de España en el Nuevo Mundo fue profundamente civilizadora, ajustada a cuatro postulados: libertad del indio, mestizaje, equiparación administrativa y transculturización.
La libertad del indio proclamada por Isabel la Católica en 1500 es nuestro primer y legítimo orgullo, y para entender la trascendencia de su decisión sin parangón en su tiempo, recordemos que en el siglo XV la esclavitud estaba legalmente reconocida, y los abusos, que se produjeron, fueron combatidos por los mismos españoles entre los que destacó el padre Las Casas, por el contrario no hubo figura semejante ni leyes parecidas en las colonizaciones inglesa y francesa. Mientras, aquí algunos aplauden las voces que denigran la obra de España en América, fruto de nuestra insólita tendencia autodestructiva.
"LA ESPAÑA ETERNA"
En estos momentos de preocupación por la situación que atraviesa España, lejos de mi la tentación relatar las contradicciones entre promesas y realidades, porque el sentido de Estado aboca a superar el contraste entre el deber ser y lo que ocurre en la práctica política del día a día. Sí, ciertamente hay algo de canovismo en lo que afirmo pero es que en España los saltos en el vacío, aquella España a la que Ortega definía como nación de “arrancadas de caballo y paradas de burro, que con sus continuos partir de cero le han pasado dramáticas facturas. Prescindiendo de las declaraciones y mítines, planteados como novenas laicas dirigidas a los ya convencidos, como simple ciudadano preocupado por el momento presente plantearía a la sociedad que a la hora de votar analizara en los programas y debates las propuestas de los candidatos. En mi opinión hay cuestiones urgentes que abordar y que sin pudor alguno aplaudiría a rabiar. Pero considero que ante todo es inaplazable la tarea de españolizar España, que espléndidamente argumenta el catedrático de Derecho Constitucional, Dr. Manuel Ramírez. No es desde luego una frase más o menos bonita. Es preciso y urgente retomar, divulgar y valorar el sentido de “patria común” en el mismo sentido que lo hace la Constitución de 1978, que con sus buenas disposiciones, y otras perfectibles, hemos heredado los españoles como legado histórico. Ello supone efectivamente la defensa de un sentimiento nacional, que a diferencia de los nacionalismos no es excluyente sino universalista e integrador de todo lo que el gran historiador José Antonio Maravall denomina “lo común”. Un sentimiento del que hay que sentirse orgullosos y que aflora en sus símbolos que por eso los disgregadores atacan con verdadera inquina. Es la admiración que sentimos ante naciones como los EE.UU, a pesar de su federalismo, o Francia que vibra ante su Marsellesa, asumiendo su pasado y no avergonzándose ni de Napoleón ni de De Gaulle.
Con no poca frecuencia se acusa a la derecha de monopolizar el concepto de España y de lo español pero como consecuencia del repliegue que en este tema ha hecho la izquierda empeñada en emplear el término Estado por el de España, o el de “plurinacional”, que es un grave error conceptual, o el de estructura “asimétrica” que oculta un profundo sentido antisolidario. El camino que transitamos es peligroso y no sabemos cuál puede ser el final disgregador si no se ataja pronto con decisión y sacrificio.
La izquierda tiene que recuperar el sentido nacional sincero de aquella “España eterna” a la que se refirió Azaña precisamente en Barcelona cuando, con la derrota inminente, pedía a las futuras generaciones paz, piedad y perdón. Aquella España que añoraba el exilio y que llevaba a Prieto a los aeropuertos mejicanos a ver llegar a los españoles. La que siempre estuvo en la nostalgia de los exiliados que nunca olvidaron “nuestras cosas”.
Ciertamente hemos llegado a un punto que no hace fácil la solución de un problema que está mostrándonos en toda su crudeza su gravedad. Harán falta estudios y generosidad por todas partes; el primer esfuerzo comprender que el hecho “diferencial”, cierto o inventado, no da derecho a nada y que sentirse español, como alemán o francés, es sobre todo el gran proyecto y la gran conquista que hay que emprender desde ahora mismo, sin más dilación, sin más concesiones que ya estamos viendo en la hora presente para lo poco que han servido.
Emilio Atienza Rivero
Ante la conmemoración de la Toma
UNA vez más, en los últimos años, al aproximarse el 2 de
enero se producen conatos de ciertas minorías, algún que otro comunicado en
prensa, conferencia, recital, etc., planteados con el prioritario objetivo de
liquidar la conmemoración de la Toma de Granada por los Reyes Católicos con el
argumento de que representa la intolerancia, y, para colmo de dislates, se
empeñan en mostrarla como celebración propia del franquismo. Ni lo uno ni lo
otro. No se cansan, a pesar de la rotunda repuesta que año tras año le da la
ciudadanía granadina a sus tergiversaciones. Sencillamente porque pocas
festividades trascendentales son tan populares y están tan profundamente
arraigadas en los granadinos como la de la Toma, después de más de 500 años de
celebraciones ininterrumpidas, por encima de regímenes y conflictos. Y esto
porque tiene rasgos propios, escenas que todos los años se repiten, siempre con
algún punto de novedad, y que generan entusiasmo en todas las clases sociales,
sencillamente porque despierta el recuerdo de tiempos de grandes sacrificios y
enormes logros: Aquí, en Granada, por esta ciudad, entró a raudales el
pensamiento europeo a través de las cortes de los Reyes Católicos y su nieto
Carlos I; aquí, en la Granada renaciente, se ultimaron los planes que
extendieron el Humanismo por el inmenso continente americano que hoy piensa y
se expresa en español.
Hay realidades intocables y sin duda una de ellas es la
conmemoración del 2 de enero de aquel extraordinario, "admirabilis",
1492. ¿Con qué insolencia se nos puede pedir que olvidemos estos hechos? La
Tolerancia que se demanda, hoy es práctica habitual entre nosotros y desde
luego no es negociable. Sobre este tema podríamos hablar largo y tendido.
Cuando a la hora establecida de hoy 2 de enero, salga al balcón
principal del Ayuntamiento, lleno de orgullo, el concejal encargado de tremolar
el glorioso estandarte a los gritos de "Granada, por los ínclitos reyes
Don Fernando V de Aragón y Dª. Isabel I de Castilla", provocando la
colectiva respuesta de los cientos de granadinos entusiasmados por el recuerdo
de un fecundo pasado, que se transmite de generación en generación
conmemoraremos, una vez más, la liquidación de un largo período de ocupación de
la Península por una cultura ajena a nuestra tradición clásica grecorromana,
enriquecida con la aportación judeocristiana, que constituyen la esencia de la
Civilización Occidental, y nuestra definitiva incorporación al escenario
europeo y de la razón científica y la lógica, que hicieron posibles el
Renacimiento, la Ilustración, el Liberalismo y el Marxismo, y las sucesivas
revoluciones de toda naturaleza que alumbraron un oasis de prosperidad, en su
más amplio sentido, culminada por la irrenunciable declaración de Derechos
Humanos, que aseguran libertades y derechos de toda condición para la plena
realización del ser humano.
Ante una realidad histórica innegable, cuando cada año se
acerca el momento del recuerdo de la rendición de Granada a los Reyes Católicos
se suceden los despropósitos y falsedades. Cansados de tanta charlotada los
denunciamos porque es ilegítimo interpretar los hechos ocurridos hace cinco
siglos con criterios políticos de hoy, y deformarlos para que se ajusten a
prejuicios ideológicos actuales: porque los Reyes Católicos no fueron más
belicistas que sus contemporáneos, ni remotamente comparables con los sultanes
del mundo musulmán, y, finalmente, porque la Historia de Andalucía no se reduce
a su pasado islámico ni mucho menos, que seguro no nos habría conducido a un mundo
más feliz.
Durante los años del franquismo, en particular hasta
finales de los cincuenta del pasado siglo, se vivió una exaltación de la figura
de los Reyes Católicos y se decía que la guerra civil había sido el final de la
Reconquista. Una mentira estúpida, pero no menos que andar diciendo hoy que el
2 de enero de 1492 fue como el 18 de julio de 1936 o que la conquista fue un
genocidio.
Hace algunos años le leí a Antonio Muñoz Molina un
artículo sobre esta absurda polémica del que tomo el párrafo que sigue: « Basta
ya de embustes, que no son menos dañinos porque pretendan cubrirse con
coartadas progresistas, basta ya de modificar el pasado al gusto de una especie
de abertzalismo que se aprovecha de la ignorancia en beneficio de un
oportunismo político de quinta categoría. Ante la mentira no se debe tener
miedo a repetirse porque es una ofensa para las víctimas de los verdaderos
genocidios. Pero ya es el colmo comparar un episodio militar y diplomático
medieval con un golpe de mano contra una República democrática y una política
posterior de terror planificado, con la eficacia de los medios del siglo XX, es
un disparate, incluso añadiría que una frivolidad, pero el respeto que me
merecen las víctimas me impide usar la expresión adecuada».
Me uno a la petición tan frecuente de que los demagogos
del victimismo y el abertzalismo andalusí estudien un poco más de Historia,
alguna conclusión extraerían, por ejemplo, cuando al revisar la salida de
Granada del rey Boabdil leyeran el respeto con el que lo trataron, como pudo
retirarse con sus servidores, más íntimos colaboradores, su hacienda y toda la
tristeza que el Romanticismo le adjudicó, y la compararan con la salida del
Ayuntamiento del último alcalde republicano José Fernández-Montesinos después
de la otra "toma" del 18 de julio de 1936, punto de partida de ese
régimen que se empeñan en comparar con aquel estado moderno creado por aquellos
irrepetibles soberanos. No se puede establecer un arco de 500 años sobre los
mismo hombros ideológicos.
Decía María Zambrano que España es un país que acepta con
enorme dificultad su propia historia y la suele entender como sombra, como
culpa, y esto en un país cuyos ciudadanos tiene un gran pasado aunque no lo
sientan con el entusiasmo que lo viven los países de nuestro entorno europeo.
¡Cuánta vigencia tiene hoy la pregunta que se hacía Lope de Vega en La
Dragontea (1598)!:
«¡Oh, patria! cuántos hechos, cuántos nombres,
cuántos sucesos y victorias grandes
Pues que tienes quien haga y quien te obliga,
¿por qué te falta, España, quien lo diga?».
MÁS QUE TERROR
Más que terror – Serafín Fanjul.
A veces envidio las circunstancias, más que el tiempo, en que don Emilio García Gómez y esta página Tercera se honraban mutuamente con sus estupendos escritos sobre poesía árabe, historia de al-Andalus o reflexiones varias de Humanismo. Por entonces, los árabes no constituían amenaza alguna y sí un apasionante campo de estudio y difusión cultural. Por otra parte, algún sector del arabismo no había derivado todavía hacia el activismo político en beneficio de dictadores, reyezuelos o extremistas musulmanes y el interés se centraba en las cosas mismas, no en utilitarios objetivos de designación directa. Pero ya no hay sitio para el sosiego. La demografía galopante, la posesión y uso del petróleo como arma de presión (por las implicaciones energéticas, comerciales o financieras en Occidente), la explosión del islam en busca de un imaginario pasado de perfecciones, paralela al repliegue sobre sí misma de una Europa que no cree en nada si no es en lejanas ballenas o histerias climáticas de fundamento dudoso, han cambiado tanto el paisaje que difícilmente lo reconocerían los maestros de don Emilio, Asín Palacios o Julián Ribera.
Hoy nuestra tarea es otra y por más que prefiriese hablar de las ocres casbahs del sur, o de niñas que cargaban cántaros y pastoreaban a sus hermanillos, no podemos cerrar los ojos ante lo que está sucediendo en Marruecos: el fanatismo y sus bombas han aventado las sonrisas amables y el escapismo turístico. Pero también ponen en entredicho la supuesta democratización del régimen y prueban la existencia de un sólido sustrato irracional que de modo intermitente reaparece año tras año. Y van más de veinte desde el ataque al restaurante El Descanso, en la carretera de Barcelona; cuatro desde el atentado contra la Casa de España en Casablanca; tres desde la matanza de Atocha, perpetrada, al parecer, por marroquíes, al menos como autores materiales; y sólo unos días desde la bomba contra un cibercafé. Cuatro terroristas han perecido anteayer víctimas de sus propios explosivos o de las expeditivas acciones de la policía marroquí: si no han estado nunca en Marruecos y quieren hacerse una idea, vean la película Babel y presenciarán una muestra fidedigna de sus procedimientos, sin mezcla de exageraciones de espectáculo. Ayer, en Argelia, los secuaces del F.I.S. nos recuerdan que siguen vivos y sin la menor intención de limitarse a la acción política con dos nuevos atentados y muchas víctimas nuevas.
El axioma del origen económico -la pobreza- del terrorismo islámico es un lugar común de elementalidad sonrojante cuando lo esgrimen impertérritos autotitulados intelectuales: no explican la procedencia acomodada de muchos de los asesinos, ni los ingentes recursos de que disponen para fines nada santos países como Arabia Saudí, Kuwait, etc., ni por qué en otras latitudes no menos depauperadas no asoman movimientos similares, con proyección sobre el Globo entero, de manera análoga a los crímenes que comete el denominado, más por cobardía que por eufemismo, «terrorismo internacional». ¿Quién se imagina a los colombianos, martirizados desde el lejano 1948, tras la muerte de Eliezer Gaitán, por el ciclo insurrección-represión, colocando bombas justicieras en el Metro neoyorquino? ¿Es pensable siquiera que los alemanes expulsados de Prusia, Pomerania y Silesia se hubieran dedicado a partir de 1945 a gimotear, mientras derribaban en vuelo aviones neozelandeses o surafricanos con el argumento de que les habían arrebatado su patria? El terror a escala planetaria desencadenado por musulmanes responde a resentimientos y frustraciones de orden ideológico mezcladas con la religión, sin que ésta, originariamente, haya cumplido otra función que la de alacena de donde extraer recuerdos para recubrir de santidad la barbarie. El desdén absoluto de los musulmanes por otras culturas -fuera de la instrumentación de la tecnología-, la convicción (a todas luces absurda) de la superioridad de su fe y de su sociedad, la conciencia de su inferioridad material y política, confrontados con una realidad tan subsidiaria que termina empujando a millones de personas a vivir entre los odiados occidentales, han cristalizado en rencor implacable, que unas veces arremete contra otros musulmanes a quienes se acusa de apostasía (takfir, recordamos que en el islam se castiga con la muerte) y otras se vierte contra los investidos como culpables por los mismos criminales, ya se trate de un jefe del Pentágono o de una alcalaína que viajaba en tren a su trabajo. Todos culpables.
Pero un movimiento de tales proporciones, de psicología de masas que se consideran agraviadas, con razón o sin ella, no surge y se multiplica desde la nada o sobre la única base de ensoñaciones siniestras de unos pocos orates visionarios, requiere un basamento social amplio proclive a escuchar y jalear semejantes mensajes. En las últimas pseudoelecciones marroquíes el partido Justicia y Desarrollo, de islamistas «moderados» -seguimos sin oír cuál es la diferencia entre moderados y extremistas- no llegó a alcanzar el 5 por ciento de los votos y desconocemos cuántos obtendría el ilegal, por ahora, Justicia y Caridad del jeque Yasin, pero repitamos el secreto a voces: si en algún país musulmán se dieran elecciones libres, los integristas islámicos ganarían de calle. Y así ha sucedido en las contadas ocasiones en que los comicios fueron relativamente limpios, caso de Argelia y Turquía. Marruecos no es una excepción, pese a las apariencias de modernidad en algunas ciudades o de los papeles de ciertos escritores que adoptan la sabia precaución de vivir en Francia. En las metástasis terroristas del islam no hay necesariamente difusión, aunque unos y otros grupos se conecten, sino poligénesis, es decir, identidad común de intolerancia y fanatismo en los mecanismos de pensamiento. La persecución de pastores evangélicos que pretenden difundir su credo, la imposición, incluso violenta e incluso en Europa, de usos «islámicos» (vestimenta, tabúes alimentarios), o el mero lema de la Gendarmería marroquí («Dios-Rey-Patria»: ¿les suena?) forman parte de un universo donde la sola mención de conceptos blanditos como la Alianza de Civilizaciones no más incitan a la risa y el desprecio.
A lo más que podemos aspirar -de parte de significados dirigentes musulmanes- es a declaraciones retóricas que menudean y entreveran con amenazas y muestras de incomparable desvergüenza. Nada menos que el Secretario del Congreso Mundial de Fes, Abduljalil Sajid (sic) contestaba (ABC, 19-2-06) a la pregunta de la justificación de la violencia en el islam: «No. Lo que hay son agravios. El colonialismo robó en nuestros países. Luego lo que se ha producido son reacciones a esas situaciones de injusticia, como ocurrió en su día en Suráfrica y ahora pasa en Chechenia, Cachemira o Palestina. Quienes se levantan contra la ocupación no necesitan la sanción de las autoridades religiosas, actúan por agravio, por odio. (…) El islam condena la violencia y predica la resistencia y la paciencia. El islam ya es la segunda religión de Europa y los europeos no tienen nada que temer». Es lícito preguntarse por la credibilidad de tales palabras, teniendo en cuenta que continuamente se detectan células islamistas en España (incluidas Ceuta y Melilla), que en nuestro país entran a la cañona cuantos marroquíes quieren, o que nosotros somos considerados por personajes como el precitado injustos ocupantes de al-Andalus, que debe retornar a sus auténticos dueños. En este contexto tampoco parece razonable tomar en serio ingenuidades (en caso de que lo sean) como la de Saad Eddin Ibrahim (ABC, 17-2-06): «Hay que procurar ampliar el espacio público de los demócratas del mundo musulmán, de modo que hay que impulsar los medios de comunicación libres y los sistemas judiciales independientes que protejan la libertad de prensa (…) se debe entablar y mantener un diálogo activo que implique a los islamistas». O informamos adecuadamente y con claridad a nuestra gente de lo que está ocurriendo en el país fronterizo, o en la calle donde residimos, o las próximas generaciones van a pasar momentos muy amargos.
Hoy nuestra tarea es otra y por más que prefiriese hablar de las ocres casbahs del sur, o de niñas que cargaban cántaros y pastoreaban a sus hermanillos, no podemos cerrar los ojos ante lo que está sucediendo en Marruecos: el fanatismo y sus bombas han aventado las sonrisas amables y el escapismo turístico. Pero también ponen en entredicho la supuesta democratización del régimen y prueban la existencia de un sólido sustrato irracional que de modo intermitente reaparece año tras año. Y van más de veinte desde el ataque al restaurante El Descanso, en la carretera de Barcelona; cuatro desde el atentado contra la Casa de España en Casablanca; tres desde la matanza de Atocha, perpetrada, al parecer, por marroquíes, al menos como autores materiales; y sólo unos días desde la bomba contra un cibercafé. Cuatro terroristas han perecido anteayer víctimas de sus propios explosivos o de las expeditivas acciones de la policía marroquí: si no han estado nunca en Marruecos y quieren hacerse una idea, vean la película Babel y presenciarán una muestra fidedigna de sus procedimientos, sin mezcla de exageraciones de espectáculo. Ayer, en Argelia, los secuaces del F.I.S. nos recuerdan que siguen vivos y sin la menor intención de limitarse a la acción política con dos nuevos atentados y muchas víctimas nuevas.
El axioma del origen económico -la pobreza- del terrorismo islámico es un lugar común de elementalidad sonrojante cuando lo esgrimen impertérritos autotitulados intelectuales: no explican la procedencia acomodada de muchos de los asesinos, ni los ingentes recursos de que disponen para fines nada santos países como Arabia Saudí, Kuwait, etc., ni por qué en otras latitudes no menos depauperadas no asoman movimientos similares, con proyección sobre el Globo entero, de manera análoga a los crímenes que comete el denominado, más por cobardía que por eufemismo, «terrorismo internacional». ¿Quién se imagina a los colombianos, martirizados desde el lejano 1948, tras la muerte de Eliezer Gaitán, por el ciclo insurrección-represión, colocando bombas justicieras en el Metro neoyorquino? ¿Es pensable siquiera que los alemanes expulsados de Prusia, Pomerania y Silesia se hubieran dedicado a partir de 1945 a gimotear, mientras derribaban en vuelo aviones neozelandeses o surafricanos con el argumento de que les habían arrebatado su patria? El terror a escala planetaria desencadenado por musulmanes responde a resentimientos y frustraciones de orden ideológico mezcladas con la religión, sin que ésta, originariamente, haya cumplido otra función que la de alacena de donde extraer recuerdos para recubrir de santidad la barbarie. El desdén absoluto de los musulmanes por otras culturas -fuera de la instrumentación de la tecnología-, la convicción (a todas luces absurda) de la superioridad de su fe y de su sociedad, la conciencia de su inferioridad material y política, confrontados con una realidad tan subsidiaria que termina empujando a millones de personas a vivir entre los odiados occidentales, han cristalizado en rencor implacable, que unas veces arremete contra otros musulmanes a quienes se acusa de apostasía (takfir, recordamos que en el islam se castiga con la muerte) y otras se vierte contra los investidos como culpables por los mismos criminales, ya se trate de un jefe del Pentágono o de una alcalaína que viajaba en tren a su trabajo. Todos culpables.
Pero un movimiento de tales proporciones, de psicología de masas que se consideran agraviadas, con razón o sin ella, no surge y se multiplica desde la nada o sobre la única base de ensoñaciones siniestras de unos pocos orates visionarios, requiere un basamento social amplio proclive a escuchar y jalear semejantes mensajes. En las últimas pseudoelecciones marroquíes el partido Justicia y Desarrollo, de islamistas «moderados» -seguimos sin oír cuál es la diferencia entre moderados y extremistas- no llegó a alcanzar el 5 por ciento de los votos y desconocemos cuántos obtendría el ilegal, por ahora, Justicia y Caridad del jeque Yasin, pero repitamos el secreto a voces: si en algún país musulmán se dieran elecciones libres, los integristas islámicos ganarían de calle. Y así ha sucedido en las contadas ocasiones en que los comicios fueron relativamente limpios, caso de Argelia y Turquía. Marruecos no es una excepción, pese a las apariencias de modernidad en algunas ciudades o de los papeles de ciertos escritores que adoptan la sabia precaución de vivir en Francia. En las metástasis terroristas del islam no hay necesariamente difusión, aunque unos y otros grupos se conecten, sino poligénesis, es decir, identidad común de intolerancia y fanatismo en los mecanismos de pensamiento. La persecución de pastores evangélicos que pretenden difundir su credo, la imposición, incluso violenta e incluso en Europa, de usos «islámicos» (vestimenta, tabúes alimentarios), o el mero lema de la Gendarmería marroquí («Dios-Rey-Patria»: ¿les suena?) forman parte de un universo donde la sola mención de conceptos blanditos como la Alianza de Civilizaciones no más incitan a la risa y el desprecio.
A lo más que podemos aspirar -de parte de significados dirigentes musulmanes- es a declaraciones retóricas que menudean y entreveran con amenazas y muestras de incomparable desvergüenza. Nada menos que el Secretario del Congreso Mundial de Fes, Abduljalil Sajid (sic) contestaba (ABC, 19-2-06) a la pregunta de la justificación de la violencia en el islam: «No. Lo que hay son agravios. El colonialismo robó en nuestros países. Luego lo que se ha producido son reacciones a esas situaciones de injusticia, como ocurrió en su día en Suráfrica y ahora pasa en Chechenia, Cachemira o Palestina. Quienes se levantan contra la ocupación no necesitan la sanción de las autoridades religiosas, actúan por agravio, por odio. (…) El islam condena la violencia y predica la resistencia y la paciencia. El islam ya es la segunda religión de Europa y los europeos no tienen nada que temer». Es lícito preguntarse por la credibilidad de tales palabras, teniendo en cuenta que continuamente se detectan células islamistas en España (incluidas Ceuta y Melilla), que en nuestro país entran a la cañona cuantos marroquíes quieren, o que nosotros somos considerados por personajes como el precitado injustos ocupantes de al-Andalus, que debe retornar a sus auténticos dueños. En este contexto tampoco parece razonable tomar en serio ingenuidades (en caso de que lo sean) como la de Saad Eddin Ibrahim (ABC, 17-2-06): «Hay que procurar ampliar el espacio público de los demócratas del mundo musulmán, de modo que hay que impulsar los medios de comunicación libres y los sistemas judiciales independientes que protejan la libertad de prensa (…) se debe entablar y mantener un diálogo activo que implique a los islamistas». O informamos adecuadamente y con claridad a nuestra gente de lo que está ocurriendo en el país fronterizo, o en la calle donde residimos, o las próximas generaciones van a pasar momentos muy amargos.
LA GESTA DEL 12 DE OCTUBRE
La gesta del 12 de Octubre.
Emilio Atienza Rivero
(En Ideal de Granada, 12.10.15)
El gobierno español de la
Restauración, y los de varios países americanos, declararon festivo el día en
que se cumplieron cuatro siglos del grito de Rodrigo Triana anunciando tierra,
con lo que el 12 de Octubre fue la primera efeméride civil de la edad moderna
celebrada por varios países. Sólo que, como suele ocurrir, una vez que pasó
1892, el 12 de Octubre cayó en el olvido institucional que no popular. El auge
de la fecha llegó en la segunda década del siglo XX, y fue en la orilla
americana del Atlántico donde se proclamó fiesta nacional. Las primeras lo hicieron
a partir de 1910: Panamá, República Dominicana, Honduras, Guatemala, Paraguay,
Bolivia, El Salvador, Ecuador y Uruguay. El 4 de octubre de 1917, el presidente
Hipólito Irigoyen lo hizo con especial énfasis en Argentina:
“(...) siendo eminentemente justo consagrar la festividad de esta fecha
en homenaje a España, progenitora de naciones, a las cuales ha dado, con la
levadura de su sangre y con la armonía de su lengua, una herencia inmortal, que
debemos afirmar y mantener con jubiloso reconocimiento”.
Unos días más tarde hizo lo mismo
el presidente Pardo del Perú. En el decreto de 10 de octubre, la festividad se
instituyó en "homenaje a la Nación española y a Cristóbal Colón".
Así, sin complejos.
En España fue el Gobierno de
unión nacional presidido por Antonio Maura el que presentó a las Cortes un
proyecto de ley que fue aprobado el 15 de junio de 1918, en los siguientes términos,
más propios del lenguaje militar por su parquedad: “Se declara fiesta
nacional, con la denominación de Fiesta de la Raza, el día 12 de Octubre de
cada año”. Siguieron Venezuela y Chile (1921), Cuba
(1922) y México (1929).
Así quedó instituida en España esta
fecha como Fiesta de la Raza entre 1918 y 1958, en que por decreto pasó a ser Fiesta de la
Hispanidad y desde 1981 Día Nacional de España, con lo que se diluye
notablemente su mensaje.[
El término de “día de la raza”,
acuñado en tierras americanas y desprovisto de una visión étnica, suscitó las
voces críticas de Miguel de Unamuno y del sacerdote Zacarías de Vizcarra, porque
la exaltación de la raza contradecía el contenido católico e histórico del
comportamiento español en América. Sería otro vasco, Ramiro de Maeztu, quien en
su etapa de embajador de España en Argentina se convirtió en un propagandista
del concepto Hispanidad, como deja bien claro en la revista Acción Española
en 1931:
“La Hispanidad, desde luego, no es una raza. (...) Sólo podría
aceptarse en el sentido de evidenciar que los españoles no damos importancia a
la sangre, ni al color de la piel, porque lo que llamamos raza no está
constituido por aquellas características sino por aquellas otras que son luz
del espíritu, como el habla y el credo. La Hispanidad está compuesta de hombres
de las razas blanca, negra, india y malaya, y sus combinaciones, y sería
absurdo buscar sus características por los métodos de la etnografía”.
La II República mantuvo la fiesta
del 12 de Octubre, con participación de todos los Gobiernos de la época. No
sólo asistían ministros a los actos con embajadores de las repúblicas hispanoamericanas,
sino que se desarrollaban desfiles con la bandera tricolor. La Generalidad
catalana y las embajadas
españolas daban recepciones. Y el nombre oficial seguía siendo el de
Día de la Raza.
La Academia Española introdujo en
la edición de su diccionario de 1936 una nueva definición de hispanidad:
Carácter genérico de todos los pueblos de lengua y cultura españolas. Hasta
entonces, hispanidad sólo significaba el uso de palabras y giros de la
lengua española en otros idiomas.
Recuperada la democracia la UCD
aprobó el Real Decreto 3217/1981, de 7 de octubre, en el que se decía: La
singular importancia del día doce de octubre, Fiesta de la Hispanidad, en la
que se conmemora el descubrimiento de América y el origen de una tradición
cultural común a los pueblos de habla hispánica, aconseja dar a su celebración
la máxima solemnidad y permanencia en todo el ámbito nacional.
El Gobierno de Felipe González
reguló de nuevo el 12 de Octubre por Ley 18/1987, de 7 de octubre, establece
esa fecha como la de la Fiesta Nacional de España, prescindiendo de la
denominación de Día de la Hispanidad.
Pese a los circunloquios, los
separatistas siguen sabiendo que el 12 de Octubre evoca a España y una gesta grandiosa.
Por eso no van a los actos conmemorativos.
El Glorioso
“El Glorioso”
Emilio Atienza[1]
El Museo Naval de Madrid ofrece hasta el próximo octubre un recorrido por la historia de la mar y de sus navegantes más singulares de la mano ágil, lúcida y valiente de Arturo Pérez Reverte, que ya sabemos como se las gasta a la hora de escribir las verdades del barquero.
En once referencias temáticas que arrancan en los Argonautas y concluye en la heroicidad final del Bismarck. Sin olvidarse, no podía ser de otra manera de los grandes navíos, que bajo bandera española forjaron y mantuvieron un imperio: Se suceden las referencias a la Nao Victoria de Magallanes, la galera Marquesa en la que combatió Cervantes en Lepanto, el San Juan Nepomuceno de Churruca, la fragata Numancia, uno de los barcos más avanzados de la segunda mitad del XIX. También están presentes referencias literarias del Nautilus de Nemo y al Pequod del capitán Ahab y su obsesión por cazar a Moby Dick. Todo un recorrido por buques singulares y hombres excepcionales que han dejado huella en la Historia, en la que son leyenda.
La muestra de Pérez Reverte invita a navegar por la historia que encierra en sus salas el Museo Naval. En él encontramos referencias a gestas de honor y valor, que se hacen vida al contemplar uniformes, objetos personales, instrumentos de navegación y armas de sorprendente precisión que mantuvieron a raya a los corsarios británicos y holandeses, empeñados en acciones corsarias por las costas españolas.
Siempre me han parecido los museos militares espacios excelentes para conocer la historia real, de españoles que tuvieron su tabla de valores y su sentido de la patria meridianamente claros, de valerosos marinos que sabían lo que era morir de un astillazo, un impacto directo de cañón, pero sin titubear por ello en defender la bandera que, en el palo mayor, representaba a su rey, a su patria y a su modo de vida. No eran locos ni fanáticos, sino gentes ilustradas, muy cultas y de gran nivel científico, citar a Jorge Juan, Gabriel Císcar, Cosme Damían Churruca, Benito Barceló, Blas de Lezo… es iniciar una lista interminable de héroes en el saber y el sacrificio.
¡Cuánto aprendemos recorriendo las salas del Museo Naval de Madrid en el que debería estar la galera de Don Juan de Austria, presentada con evidente desinterés en las Atarazanas de Barcelona!
En uno de sus testeros cuelga, entre múltiples cuadros de navíos españoles con historia, uno que llama la atención por su nombre “El Glorioso”, puede parecer un tanto presuntuoso su nombre, infrecuente en las denominaciones de los buques de guerra españoles, pero, en realidad es más que merecido.
“El Glorioso” fue un navío de dos puentes y 70 cañones que mandaba don Pedro Mesía de la Cerda, un cordobés veterano de expediciones con ya unos años de servicio en aguas americanas. En el verano de 1747, “el Glorioso” partió de la Habana transportando cuatro millones de pesos acuñados en monedas de plata. Fue una travesía sin incidentes, hasta que en las Azores se encontró con tres buques de guerra, dos de ellos, la fragata “Lark” y el navío “Warwick” que salieron a perseguirlo. Era noche cuando lo alcanzaron. Tras un cruce de disparos la fragata quedó inservible y tuvo que retirarse del combate, hundiéndose poco después. El “Warwick” se sumó al combate, después de hora y media de fuego continuo había perdido el palo mayor y su mastelero de trinquete y no tuvo más remedio que dejar paso al “Glorioso”.
El buque español presentaba también algunos daños que no le impidieron dirigirse a la costa para poner a salvo su valiosa carga. El 14 de agosto, el vigía avistó entre la niebla el cabo Finisterre, y a la vez las siluetas de tres grandes navíos. Se trataba de parte de la escuadra del almirante Byng. El capitán De la Cerda preparó sus cañones. El primero en atacar fue el navío inglés “HMS Oxford”, armado con 60 cañones, que cruzó hierro y pólvora con el “Glorioso” durante más de tres horas. Los tres sometieron a un fuego continuo al buque español, que se defendió con bravura y los hizo retroceder hasta conseguir entrar en el puerto de Corcubión. Por haber dejado escapar al enemigo pese a su superioridad manifiesta, los comandantes del “Oxford”, el “Falcon” y el “Shoreham” fueron sometidos a un Consejo de Guerra nada más desembarcar en Inglaterra, por negligencia en el combate.
El buque español presentaba también algunos daños que no le impidieron dirigirse a la costa para poner a salvo su valiosa carga. El 14 de agosto, el vigía avistó entre la niebla el cabo Finisterre, y a la vez las siluetas de tres grandes navíos. Se trataba de parte de la escuadra del almirante Byng. El capitán De la Cerda preparó sus cañones. El primero en atacar fue el navío inglés “HMS Oxford”, armado con 60 cañones, que cruzó hierro y pólvora con el “Glorioso” durante más de tres horas. Los tres sometieron a un fuego continuo al buque español, que se defendió con bravura y los hizo retroceder hasta conseguir entrar en el puerto de Corcubión. Por haber dejado escapar al enemigo pese a su superioridad manifiesta, los comandantes del “Oxford”, el “Falcon” y el “Shoreham” fueron sometidos a un Consejo de Guerra nada más desembarcar en Inglaterra, por negligencia en el combate.
“El Glorioso” con serios daños en la popa se dirigió Cádiz. A la altura del cabo San Vicente lo encontraron cuatro fragatas comandadas por el corsario George Walker, la “Royal Family”, sumaban 120 cañones y casi mil hombres. El combate desigual fue inevitable. Después de soportar doce horas de fuego cruzado el capitán De la Cerda, sin municiones, con el casco literalmente destrozado y los aparejos inservibles pero a flote, rindió “el Glorioso”, el 19 de octubre de 1747.
Los británicos, con su arraigado sentido del honor, trataron a los españoles con todos los honores. “El Glorioso” se había enfrentado a cuatro navíos y siete fragatas, dañándolos seriamente. Desde entonces, la marina española mantiene siempre en activo un barco con su nombre.
[1] IDEAL, 29 de junio de 2015, publicado en sus tres ediciones para Jaén, Málaga y Granada.
Los británicos, con su arraigado sentido del honor, trataron a los españoles con todos los honores. “El Glorioso” se había enfrentado a cuatro navíos y siete fragatas, dañándolos seriamente. Desde entonces, la marina española mantiene siempre en activo un barco con su nombre.
[1] IDEAL, 29 de junio de 2015, publicado en sus tres ediciones para Jaén, Málaga y Granada.
LA BANCA, EL FRAUDE FISCAL Y EL NEW YORK TIMES, articulo de Vicenç Navarro
"Sé el cambio que quieres ver en el mundo"
LOS RICOS controlan los periódicos españoles Y NO LES PERMITEN PUBLICAR ESTO...
Que todo el mundo lo sepa.... y que no se libren de que se sepa a gran escala.....
The New York Times publica los nombres de los grandes defraudadores españoles
Date: Wed, 9 Apr 2014
Se entiende el silencio de la prensa y la radio...ante tanto fraude......
TODO. NO SE SALVA NADIE.AQUÍ LO TENEÍS CON NOMBRES Y TODO
New York Times publica los nombres de los grandes defraudadores españoles
LA BANCA, EL FRAUDE FISCAL Y EL NEW YORK TIMES, articulo de Vicenç Navarro
El New York Times ha ido publicando una serie de artículos sobre Emilio Botín, presentado por tal rotativo como el banquero más influyente de España, y Presidente del Banco de Santander, que tienen inversiones financieras de gran peso en Brasil, en Gran Bretaña y en Estados Unidos,además de en España. En EE..UU. el Banco de Santander es propietario de Sovereign Bank.
Lo que le interesa al rotativo estadounidense no es, sin embargo, el comportamiento bancario del Santander, sino el de su Presidente y el de su familia, así como su enorme influencia política y mediática en España. Un indicador de esto último es que ninguno de los cinco rotativos más importantes del país ha citado o hecho comentarios sobre esta serie de artículos en el diario más influyente de EE.UU. y uno de los más influyentes del mundo.
Una discusión importante de tales artículos es el ocultamiento por parte de Emilio Botín y de su familia de unas cuentas secretas establecidas desde la Guerra Civil en la banca suiza HSBC. Por lo visto, en las cuentas de tal banco había 2.000 millones de euros que nunca se habían declarado a las autoridades tributarias del Estado español. Pero, un empleado de tal banco suizo, despechado por el maltrato recibido por tal banco, decidió publicar los nombres de las personas que depositaban su dinero en dicha banca suiza, sin nunca declararlo en sus propios países. Entre ellos había nada menos que 569 españoles, incluyendo a Emilio Botín y su familia, con grandes nombres de la vida política y empresarial (entre ellos, por cierto, el padre del President de la Generalitat, el Sr. Artur Mas; José María Aznar; Dolores Cospedal; Rodrigo Rato; Narcís Serra; Eduardo Zaplana; Miguel Boyer; José Folgado; Carlos Solchaga; Josep Piqué; Rafael Arias-Salgado; Pío Cabanillas; Isabel Tocino; Jordi Sevilla; Josu Jon Imaz; José María Michavila; Juan Miguel Villar Mir; Anna Birulés; Abel Matutes; Julián García Vargas; Ángel Acebes; Eduardo Serra; Marcelino Oreja...). Según el New York Times, esta práctica es muy común entre las grandes familias, las grandes empresas y la gran banca.
El fraude fiscal en estos sectores es enorme. Según la propia Agencia Tributaria española, el 74% del fraude fiscal se centra en estos grupos, con un total de 44.000 millones de euros que el Estado español (incluido el central y los autonómicos) no ingresa. Esta cantidad, por cierto, casi alcanza la cifra del déficit de gasto público social de España respecto la media de la UE-15 (66.000 millones de euros), es decir, el gasto que España debería gastarse en su Estado del Bienestar (sanidad, educación, escuelas de infancia, servicios a personas con dependencia, y otros) por el nivel de desarrollo económico que tiene y que no se gasta porque el Estado no recoge tales fondos. Y una de las causas de que no se recojan es precisamente el fraude fiscal realizado por estos colectivos citados en el New York Times. El resultado de su influencia es que el Estado no se atreve a recogerlos. En realidad, la gran mayoría de investigaciones de fraude fiscal de la Agencia Tributaria se centra en los autónomos y profesionales liberales, cuyo fraude fiscal representa -según los técnicos de la Agencia Tributaria del Estado español- sólo el 8% del fraude fiscal total. Es también conocida la intervención de autoridades públicas para proteger al Sr.Emilio Botín de las pesquisas de la propia Agencia Tributaria.
El caso más conocido es la gestión realizada por la exVicepresidenta del Gobierno español, la Sra. De la Vega, para interrumpir una de tales investigaciones. Pero el Sr. Botín no es el único. Como señala el New York Times, hace dos años, César Alierta, presidente de Telefónica, que estaba siendo investigado, dejó de estarlo. Como escribe el New York Times con cierta ironía, "el Tribunal desistió de continuar estudiando el caso porque, según el juez, ya había pasado demasiado tiempo entre el momento de los hechos y su presentación al tribunal". Una medida que juega a favor de los fraudulentos es la ineficacia del Estado así como su temor a realizar la investigación.
Fue nada menos que el Presidente del Gobierno español, el Sr. José Mª Aznar, que en un momento de franqueza admitió que "los ricos no pagan impuestos en España". Tal tolerancia por parte del Estado con el fraude fiscal de los súperricos se justifica con el argumento de que, aún cuando no pagan impuestos, las consecuencias de ello son limitadas porque son pocos. El Presidente de la Generalitat de Catalunya, el Sr. Artur Mas, ha indicado que la subida de impuestos de los ricos y súper ricos tiene más un valor testimonial que práctico, pues su número es escaso. La solidez de tal argumento, sin embargo, es nula. En realidad, alcanza niveles de frivolidad. Ignora la enorme concentración de las rentas y de la propiedad existente en España (y en Catalunya), uno de los países donde las desigualdades sociales son mayores y el impacto redistributivo del Estado es menor. Los 44.000 millones de euros al año que no se recaudan de los súper ricos por parte del Estado hubieran evitado los enormes recortes de gasto público social que el Estado español está hoy realizando.
Pero otra observación que hace el New York Times sobre el fraude fiscal y la banca es el silencio que existe en los medios de información sobre tal fraude fiscal. Tal rotativo cita a Salvador Arancibia, un periodista de temas financieros en Madrid, que trabajó para el Banco Santander, que señala como causas de este silencio el hecho de que el Banco Santander gasta mucho dinero en anuncios comerciales, siendo la banca uno de los sectores más importantes en la financiación de los medios, no sólo comprando espacio de anuncios comerciales, sino también proveyendo créditos -aclara el Sr. Salvador Arancibia-" ...medidas de enorme importancia en un momento como el actual, donde los medios están en una situación financiera muy delicada". De ahí que tenga que agradecer al diario que se atreva a publicarlo, porque hoy, artículos como los que publica el New York Times y el mío propio, no tienen fácil publicación en nuestro país. Es lo que llaman "libertad de prensa".
Vicenç Navarro, Catedrático de Políticas Públicas de la Universidad Pompeu Fabra y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University
Recomendaciones de la Comisión Europea a España para el período 2012-2013:
Recomendaciones de la Comisión Europea a España para el período 2012-2013:
Las recomendaciones son obvias, de sentido común, pero España sigue siendo diferente, sigue encorsetada por estructuras monopolísticas y de oligopolio diseñadas para enriquecimiento desmedido de unos pocos y miseria de la mayoria, lo que no habría sido posible sin el apoyo fundamental de los sucesivos gobiernos democráticos pero alejados de la realidad socioeconómica del país, pero todo es inútil mientras este país siga en manos de los de siempre que desde la sombra y con generosas dádivas compran voluntades sólo que puede que en algún momento surja la hoz que las corte definitivamente y a un costo que nadie en su sano juicio desea, sólo que a eso poco egoístas ni el buen juicio les abre sus entendederas a la razón y a lo oportuno. Walter Benjamin hablaría del huracán de la historia. Al tiempo!
Las recomendaciones son obvias, de sentido común, pero España sigue siendo diferente, sigue encorsetada por estructuras monopolísticas y de oligopolio diseñadas para enriquecimiento desmedido de unos pocos y miseria de la mayoria, lo que no habría sido posible sin el apoyo fundamental de los sucesivos gobiernos democráticos pero alejados de la realidad socioeconómica del país, pero todo es inútil mientras este país siga en manos de los de siempre que desde la sombra y con generosas dádivas compran voluntades sólo que puede que en algún momento surja la hoz que las corte definitivamente y a un costo que nadie en su sano juicio desea, sólo que a eso poco egoístas ni el buen juicio les abre sus entendederas a la razón y a lo oportuno. Walter Benjamin hablaría del huracán de la historia. Al tiempo!
Mientras no cambien los dioses no cambiará nada
¿Urge la liberalización de las Farmacias en España?
¿Urge la liberalización del sector farmacéutico en España?
JOSÉ RAMÓN CARRILLO RODRíGUEZ (Artículo publicado en el Digital de Canarias)
|
Muchas de las farmacias en nuestro país que hoy en día están situadas en sitios y lugares estratégicos de las ciudades Españolas fueron otorgadas por el anterior régimen militarista y dictatorial a dedo entre sus familias de adeptos y en planeamientos urbanos estratégicamente privilegiados, que les permitió a sus actuales dueños o titulares (como a ellos les guste mas) hacerse con un monopolio de un sector tremendamente productivo aquí en España el cual no ha dejado de crecer cada día mas.
La Comisión Europea pidió hace ya algún tiempo (2006) y oficialmente a España que eliminara las restricciones legislativas al establecimiento de farmacias al considerar que podrían vulnerar los principios del libre comercio, advirtiendo que de no llevarse a cabo podría España ser sancionada económicamente con una fuerte suma de dinero. Cuando nos encontramos con casos como el que nos ocupa, dudamos de si es verdad que vivimos en un país democrático, y que son los partidos políticos quienes gobiernan esta país con criterios propios, rigiéndose por nuestra carta magna, o lo que se hace es obedecer lo que ordenan los poderosos e influyentes titulares de farmacias, acostumbrados a el manejo del sector como dueños y señores de un importante monopolio, que solo les pertenece a ellos. El DICTAMEN MOTIVADO estaba dirigido al Reino de España en virtud del artículo 226 del tratado constitutivo de la Comisión Europea y es debido a determinadas restricciones en materia de establecimiento de farmacias que aplica el actual sistema legislativo Español. Desde el observatorio caleidoscópico al leer este Dictamen Motivado, entendemos que el mismo viene dirigido al Gobierno de España, concretamente al Ministerio de Sanidad, que es el órgano a quien competente la regularización del sistema y por el que se rige el sector farmacéutico en este país, y no venia dirigido a los farmacéuticos, ni a los colegios ni tan siquiera a la F.E.F.E., (Federación empresarial de farmacéuticos españoles), ni al C.G.C.O.F., (Consejo general de colegios oficiales de farmacéuticos) etc., Nosotros creemos, que quien debería haber respondido, con su propio criterio, con independencia, con su punto de vista político, sobre este escabroso tema ante la Comisión Europea, era el Ministerio de Sanidad en legítima representatividad del Reino de España, que es a quien dirigió el dictamen la comisión, pero no sucedió así. El Ministerio de Sanidad, cuando recibe el Dictamen motivado, inmediatamente envía copia del mismo a los dirigentes (Gerentes), del sector farmacéutico, F.E.F.E.-- C.G.O.C.F. solicitando su colaboración para poder dar respuesta a la comisión europea, y el ministerio necesitaba sendos escritos oficiales que le diesen razones de peso para poder hacer frente a lo que la CE opina sobre las restricciones en materia de establecimientos de oficinas de farmacia, lo que CE quería saber, es por que razón no se liberaliza el sector farmacéutico en España, dando la oportunidad a los miles de licenciados en farmacia, actualmente en paro, o emigrando a otros países a poder establecerse donde quieran y pode ejercer libremente su profesión. En España, concretamente en su Ministerio de Sanidad, que es quien debería tomar decisiones responsablemente y bajo su propio criterio político, parece ser que esto se hace según el criterio de los representantes de los titulares de farmacia, ya que sobre este tema a lo que hace referencia el Dictamen motivado, esta muy claro lo que iban a decir los monopolistas del sector para retrasar el proceso cuanto pudieran, y así año que pasa cuenta corriente que aumenta, y ya luego si hay sanción pues pagara el estado o sea todos nosotros, pero eso si, ganar ganaran solo ellos, por un lado los políticos que no quieren jaleos con el poderoso sector, y los poderosos al poder seguir enriqueciéndose por mas tiempo aun del que lo llevan haciendo, en conclusión: puras políticas sociales. Al Ministerio de Sanidad no le interesa pronunciarse sobre nuestro obsoleto y monopolizado sistema farmacéutico, y se debería producir un profundo debate entre los jóvenes farmacéuticos (que se tienen que subyugar a trabajar para los monopolistas o irse a otro país) y con los dueños del sector, pero con ellos con los titulares de las farmacias, y no mandando a sus bien pagados lobbys a Bruselas a que les resguarden sus negocios, presionando constantemente al poder político. Es inadmisible que un ministerio como el de sanidad haga caso omiso a la constitución española, y junto con los representantes de los farmacéuticos se haga un frente común, para impedir o retrasar, que la CE haga prevalecer el derecho al libre establecimiento y ejercicio de la profesión, y así desde ese binomio de poder impedir con artimañas barriobajeras y un discurso tramposo que no se creen ya ni ellos mismos, el que miles de licenciados en farmacia, se vean obligados a trabajar como empleados, o como farmacéuticos adjuntos por un sueldo de miseria, y lo tengan que hacer para otros señores que han estudiado lo mismo y cuyo titulo les iguala ante el estado, para que puedan todos los farmacéuticos españoles establecerse libremente para ofrecer un mejor servicio y una mejor atención en materia farmacéutica a los ciudadanos de esta país. Desde el observatorio llegamos a la conclusión irrefutable e inequívoca, después de haber analizado otros modelos en países mas avanzados y menos avanzados también de que es este sistema Español, uno de le mejores modelos de farmacia no solo de Europa sino del mundo mundial, pero solo para los titulares de farmacia y sus herederos. A Continuación pasen y lean lo que escribe este joven emigrante canario del siglo XXI: Carta abierta de un joven farmacéutico recién licenciado en Tenerife Yo soy de los que estudió farmacia por vocación. Por suerte o por desgracia no tengo un padre o una madre de los que pueda heredar una farmacia. La ilusión típica cuando uno empieza una carrera universitaria se desvanece poco a poco cuando te empiezas a dar cuenta de como funciona el rollo después de la licenciatura. Y es que ni siquiera en las asignaturas de legislación y deontología te explican como puedes tener tu propia farmacia, debe ser porque no les interesa que lo sepas hasta que ya es demasiado tarde. Y es que un licenciado en farmacia en España no puede establecerse libremente como cualquier otro profesional en este democrático país. Para empezar tienes que esperar a que el gobierno autonómico convoque un concurso de nueva apertura de oficinas de farmacia, las cuales luego se otorgarán a aquellos que obtengan mayor puntuación en un sistema injusto de baremación en el cual el recién licenciado no tiene la más mínima posibilidad. Luego de este concurso vendrá el periodo de reclamaciones que en el mejor de los casos dilatará el concurso cuatro o cinco años y luego de esto se resolverá el concurso. Incluso después de otorgada la farmacia en titularidad corresponde al “afortunado” lidiar con el alcalde y el concejal de turno para conseguir un local adecuado y acondicionado, porque hete aquí que encima no puedes poner la farmacia donde quieras, sino donde te dice el alcalde. En fin, que al final de todo al recién licenciado lo que le queda es la vida de adjunto, trabajando para un titular que nunca está, que no se preocupa de su negocio porque la farmacia genera dinero sola, y que paga una miseria a un profesional del mismo nivel que él mismo y que nunca se pagaría a si mismo lo que paga al adjunto. Viendo y sabiendo y habiendo trabajado en este sistema, que los mismos políticos y defensores interesados del sistema llaman “el mejor del mundo” decidí emigrar a un país en el que puedo ejercer mi profesión de una manera mucho más libre y más justa. Elegí el Reino Unido como destino porque para empezar ellos te buscan a ti. Tienen empresas que buscan farmacéuticos por toda Europa y ponen anuncios en las facultades (muchas veces en contra de los propios decanos que ven eso como una deserción, como si le debiéramos algo al país o algo así). Me hicieron la entrevista en Tenerife, mandaron a un representante solo para eso, firme el contrato el día de la entrevista y me pagaron el primer mes en un hotel. ¿Alguien aquí en España se tomaría esas preocupaciones? No lo creo. A parte de eso las condiciones de trabajo son infinitamente mejores que en España. El salario es más del doble de lo que cobro en España (y la vida no es más cara como se empeñan en enredar algunos),tengo 5 semanas de vacaciones, me pagan la colegiación ,las horas extras y el transporte. Pero no solo es la diferencia económica o que hace el cambio, sino la social y personal. En Inglaterra se ve al farmacéutico como el profesional más valorado por la sociedad, por encima de médicos, policías, bomberos, etc....Cuando la gente pregunta por el farmacéutico para hacer sus consultas esperan pacientemente a que tu tengas un minuto libre, porque saben que la profesión no te deja mucho tiempo libre, y luego de atenderlos te dan las gracias por tu tiempo y por haberlos atendidos. No solo eso. Además no te juzgan por tu apariencia si eres joven, como pasa en España, donde si te ven más o menos jovencito, prefieren hablar con el farmacéutico más viejo. Aquí no dudan de tus conocimientos y te respetan. Al contrario de la idea general, la responsabilidad del farmacéutico aquí sobre el medicamento es total y absoluta. Nada se dispensa y la mayoría de las medicinas de venta libre no se venden sin el consentimiento del farmacéutico. Al contrario de lo que pasa en España, donde los auxiliares venden, dispensan y dan consejo sin tener la formación necesaria. También es común en España la idea de que en Inglaterra, al estar liberalizado el sector, los precios de los medicamentos cambian según el lugar donde uno viva, la farmacia donde compre, etc. Otra gran mentira. Los medicamentos en Inglaterra ni siquiera tienen precio de venta al público, como pasa en España, porque cuando uno tiene que pagar por medicamentos paga una cantidad fija, no un porcentaje, como pasa en España. El control de los medicamentos es mucho mayor en Inglaterra, y por supuesto a nadie se le pasa por la cabeza vender un medicamento que es con receta sin la misma, como pasa en España, donde mientras se pague el precio, se puede comprar casi cualquier medicamento.¿Es ese el supuesto control de calidad que predican en favor del modelo español? Huelga decir que el día que decida poner mi propia farmacia lo puedo hacer sin ningún tipo de restricción. Resumiendo, la vida para un farmacéutico español en Inglaterra es reconocimiento profesional, personal y evolución y mi respuesta a quien me pregunte si volvería a trabajar en España como farmacéutico, es clara, no lo haría. |
Hay motivos para indignarse, hay necesidad de indignarse
Indígnate
Stéphane Hessel es el escritor de moda en Francia. Su panfleto –en el mejor sentido de la palabra- de 32 páginas Indignez vous! (¡Indignaos! o ¡Indígnate!) se publicó a fines de octubre con una tirada de 8.000 ejemplares y lleva vendidos más de 600.000 ejemplares, siendo el libro de no ficción más vendido estas navidades (todavía no hay editada traducción castellana, las citas que se harán en el siguiente resumen son caseras).
El autor escribe desde sus 93 años, confiesa que cerca ya del final, recordando los orígenes de su compromiso político, los años de la Resistencia. Nacido en Berlín en 1917 en el seno de una familia judía que emigró a Francia, tras la victoria nazi de 1940 se unió a la Francia libre de De Gaulle en Londres; de vuelta clandestinamente en 1944 al París ocupado fue detenido por la Gestapo y deportado; pasó entre otros por el campo de concentración de Buchenwald, logró sobrevivir adoptando una identidad falsa, se evadió hasta dos veces y regresó a París. En la posguerra ingresó en la diplomacia y, destinado en las Naciones Unidas, participó en la redacción de la Declaración Universal de Derechos del Hombre de 1948. Posteriormente representó a Francia en diversas organizaciones internacionales, apoyó la independencia de Argelia, se afilió al Partido Socialista, en los últimos años viaja a Gaza para denunciar la guerra. “Siempre me he situado al lado de los disidentes”, afirma.
Invoca los principios establecidos en 1944 por el Consejo Nacional de la Resistencia para la Francia liberada, principios más necesarios que nunca y que hoy han quedado traicionados: “Un programa completo de Seguridad Social, dirigido a asegurar a todos los ciudadanos los medios de existencia en todos los casos en que sean incapaces de obtenerlo por su trabajo; una jubilación que permita a los trabajadores mayores acabar dignamente sus días. Las fuentes de energía, la electricidad, el gas, las minas de hulla, los grandes bancos, nacionalizados. Este programa preconizaba, además, la vuelta a Ia nación de los grandes medios de producción monopolizados, fruto del trabajo común, las fuentes de energía, las riquezas del subsuelo, las compañías de seguros y los grandes bancos; la instauración de una verdadera democracia económica y social, implicando la privación a los grandes feudos económicos y financieros de la dirección de la economía. El interés general debe primar sobre el interés particular, el reparto justo de la riqueza creada por el mundo del trabajo ha de primar sobre el poder deI dinero. La Resistencia propone una organización racional de la economía que asegure la subordinación de los intereses particulares aI interés general y rechace la dictadura profesional instaurada a imagen de los estados fascistas; el Gobierno provisional de la República toma su relevo”.
Y sigue desgranando Hessel el programa de la Resistencia: “Una verdadera democracia necesita una prensa independiente; la Resistencia lo sabe, Io exige, defendiendo « la libertad de prensa, su honor y su independencia del Estado, de los poderes del dinero y de influencias extranjeras». Es eso lo que todavía protegen las ordenanzas sobre prensa desde 1944, y es eso lo que está en peligro hoy. La Resistencia llamaba a « la oportunidad efectiva de todos los niños franceses de gozar de la instrucción más desarrollada», sin discriminación; en cambio, las reformas propuestas en 2008 van contra este proyecto. Jóvenes profesores, cuya acción apoyo, se negaron a aplicarlas y vieron sus salarios recortados como sanción. Se han indignado, han desobedecido, juzgaron esas reformas demasiado alejadas del ideal de la escuela republicana, demasiado al servicio de una sociedad deI dinero que ya no desarrolla lo suficiente el espíritu creativo y crítico. Es toda la base de las conquistas sociales de la Resistencia lo que hoy está en cuestión ”.
Reivindica Hessel la obra realizada a partir de 1945 según el programa del Consejo Nacional de la Resistencia: “Se atreven a decirnos que el Estado ya no puede asegurar los costes de estas medidas sociales. Pero, ¿cómo puede faltar hoy el dinero para mantener y prolongar estas conquistas cuando Ia producción de riqueza ha aumentado considerablemente desde la Liberación, el período en que estaba arruinada Europa? Si no fuera porque el poder deI dinero, tan combatido por la Resistencia, nunca fue tan grande, insolente, egoísta, con sus servidores introducidos hasta en las más altas esferas del Estado. Los bancos privatizados se muestran sobre todo preocupados por sus dividendos y los altos salarios de sus dirigentes, no por el interés general. La brecha entre los más pobres y los más ricos nunca fue tan importante; y la competición por el dinero nunca estuvo tan animada”.
Hessel llama a la indignación, la misma indignación que era la base de la Resistencia: “Nosotros, veteranos del movimiento de resistencia y de las fuerzas combatientes de la Francia libre, llamamos a las jóvenes generaciones a hacer vivir, a transmitir la herencia de la Resistencia y sus ideales. Les decimos: ¡tomad el relevo, indignaos! Los responsables políticos, económicos, intelectuales, y el conjunto de la sociedad no deben resignarse ni dejarse impresionar por la actual dictadura internacional de los mercados financieros que amenaza la paz y la democracia”. “Os deseo a todos, a cada uno de vosotros, tener un motivo de indignación. Es precioso. Cuando algo indigna, como yo me indigné con el nazismo, entonces nos hacemos militantes, fuertes y comprometidos”.
Cuenta Hessel la fuerte influencia que recibió de Sartre, de su mensaje libertario y de su afirmación de que “sois responsables en cuanto individuos”. Compara las dos visiones de la historia que personifica en Hegel y en Benjamín. “Mi optimismo natural, que quiere que todo lo deseable sea posible, me llevaba hacia Hegel. El hegelianismo interpreta el devenir de la historia de Ia humanidad como poseedora de un sentido de la libertad humana progresando etapa a etapa. La historia se hace con choques sucesivos, es la toma de conciencia de sus desafíos. La historia de las sociedades progresa y, al final, eI hombre alcanza su libertad completa, conseguimos el Estado democrático en su forma ideal”. Pero existe otra concepción de Ia historia: “El progreso hecho por la libertad, la competición, la carrera a « siempre más», esto se puede vivir como un huracán destructor. Así es como lo representa un amigo de mi padre, eI hombre que compartió con él la tarea de traducir al alemán En busca del tiempo perdido de Marcel Proust. Es el filósofo alemán Walter Benjamin. Él había obtenido un mensaje pesimista de un cuadro del pintor suizo Paul Klee, el Angelus Novus, donde la figura deI ángel abre los brazos como para contener y rechazar una tempestad que él identifica con el progreso. Pobre Benjamín, se suicidará en septiembre de 1940 para huir del nazismo, el sentido de Ia historia es el camino irresistible de catástrofe en catástrofe”.
Alerta contra la indiferencia; admite que hoy los motivos para la indignación están menos claros que en otro tiempo en un mundo complejo, interdependiente, interconectado, no es fácil saber quién gobierna, quién decide en realidad. “Pero en ese mundo, hay cosas insoportables. Para verlas, hay que mirar bien, hay que buscar. Digo a los jóvenes: buscad un poco, las vais a encontrar. La peor de las actitudes es la indiferencia, decir: yo no puedo hacer nada, a mí ya me va bien. Comportándoos así perdéis uno de los elementos esenciales que nos hacen humanos: la facultad de indignación y de compromiso que es su consecuencia”.
Identifica dos grandes desafíos: la inmensa brecha entre pobres y ricos que no deja de crecer, y los derechos humanos y la salud del planeta. Recuerda el momento en que se proclamaron los derechos universales del hombre en 1948:
“A René Cassin debemos el término de derechos « universales» y no « internacionales» como proponían nuestros amigos anglosajones. Porque ahí se juega la salida de la segunda guerra mundial: emanciparse de las amenazas que el totalitarismo hizo pesar sobre Ia humanidad. Para emanciparse, hay que conseguir que los Estados miembros de Ia ONU se comprometan a respetar estos derechos universales. Es una manera de desbaratar el argumento de la plena soberanía que un Estado puede hacer valer para entregarse a cometer crímenes contra la humanidad sobre su suelo. Fue el caso de Hitler que se consideraba amo supremo autorizado a provocar un genocidio. Esta declaración universal debe mucho a la repulsión universal hacia el nazismo, el fascismo, el totalitarismo y, también, a través de nuestra presencia, al espíritu de la Resistencia ”.
Afirma Hessel que “hoy, mi principal indignación concierne a Palestina, a la franja de Gaza, a Cisjordania. Ese conflicto es la fuente misma de la indignación”. Describe Gaza como “una prisión a cielo abierto para un millón y medio de palestinos” y lamentándose afirma que “los judíos puedan perpetrar ellos mismos crímenes de guerra es insoportable; por desgracia la historia da pocos ejemplos de pueblos que desperdician las lecciones de su propia historia”.
Apuesta por la acción no violenta, “el camino que debemos aprender a seguir”: “Estoy convencido que el futuro pertenece a la no violencia, a la conciliación de las diferentes culturas. Es la vía por la que Ia humanidad debe salvar su próxima etapa. Y aquí, refuto a Sartre, no podemos disculpar a los terroristas que lanzan bombas, aunque los podamos comprender. Sartre escribió en 1941: «Reconozco que la violencia bajo cualquier forma que se manifieste es un fracaso. Pero es un fracaso inevitable porque estamos en un universo de violencia. Y si es verdad que el recurso a la violencia mantiene la violencia y arriesga a perpetuarla, en verdad también es el único medio para hacerla cesar». Yo añadiría que la acción sin violencia es un medio más seguro de hacerla cesar. No podemos apoyar a los terroristas, como Sartre hizo en nombre de este principio durante Ia guerra de Argelia, o en el momento deI atentado de los juegos de Munich, en 1972, cometido contra atletas israelíes. No es eficaz y Sartre mismo acabaría por interrogarse al fin de su vida sobre el sentido del terrorismo y por dudar de su razón de ser. Decirse «Ia violencia no es eficaz» es mucho más importante que saber si se debe condenar a los que se entregan a ella. El terrorismo no es eficaz”.
Después de los progresos conseguidos a partir de 1948 (descolonización, fin del apartheid, caída del imperio soviético, caída del muro de Berlín) Hessel considera que los primeros años del siglo XXI son una época de retroceso. Pero no renuncia a la esperanza y finaliza con un llamamiento a la insurrección pacífica:
“Con ocasión del sexagésimo aniversario del Programa del Consejo Nacional de la Resistencia decíamos en marzo de 2004 los veteranos de los movimientos de Resistencia y las fuerzas combatientes de la Francia libre (1940-1945), que ciertamente « el nazismo fue vencido gracias al sacrificio de nuestros hermanos y hermanas de la Resistencia y las Naciones Unidas contra la barbarie fascista. Pero esta amenaza no desapareció totalmente y nuestra cólera contra la injusticia está siempre intacta».
No, esta amenaza no desapareció totalmente. Llamemos siempre a « una verdadera insurrección pacífica contra los medios de comunicación de masas que proponen como horizonte para nuestra juventud sólo el consumo en masa, el desprecio de los más débiles y de la cultura, Ia amnesia generalizada y la competición a ultranza de todos contra todos».
A quienes harán el siglo XXI les decimos con afecto: CREAR ES RESISTIR, RESISTIR ES CREAR ”.
El éxito de este escrito en Francia probablemente tiene una lectura nacional ya que apela a ciertos resortes sentimentales de la guerra mundial, la Resistencia, la refundación de la república, especialmente eficaces entre la izquierda francesa. Pero cabe una lectura española del texto que conduce a una no menor indignación que la que expresa Hessel.
En España no hubo victoria sobre el fascismo, no triunfó la resistencia al franquismo. Mientras en 1945 en Francia y otros países europeos se implantaba la democracia y se soñaba con esa plena democracia económica y social a la que alude Hessel, aquí quedaban todavía treinta años de dictadura. Pero, de alguna manera, tarde, con muchas concesiones al pasado, con renuncias, también a partir de 1975 llegó el momento de la esperanza. La ocasión de implantar el cumplimiento efectivo de la Declaración Universal de Derechos Humanos, la ocasión de ser también europeos con el sentido de progreso que tenía la expresión en la salida del franquismo, la oportunidad de recuperar las ilusiones truncadas en 1936.
Buena parte de lo que en Francia fue el programa de la Resistencia en España se incorporó a la Constitución de 1978. Aunque hubo cesiones importantes (monarquía parlamentaria, indisoluble unidad de la nación española, papel de las fuerzas armadas, economía de mercado, rigidez de la reforma) el texto constitucional recibe buena parte de la mejor tradición de la posguerra europea. Con lo que ha llovido desde entonces, algunos de sus preceptos suenan incluso a un utópico radicalismo: el art. 1.2: “La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado”; el art. 9.2: “Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social”; el art. 10.2: “La dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la Ley y a los derechos de los demás son fundamento del orden político y de la paz social”; el art. 31.1: “Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad que, en ningún caso, tendrá alcance confiscatorio”; el art. 35.1: “Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo”; el art. 40.1: “Los poderes públicos promoverán las condiciones favorables para el progreso social y económico y para una distribución de la renta regional y personal más equitativa, en el marco de una política de estabilidad económica. De manera especial realizarán una política orientada al pleno empleo”; el art. 41: “Los poderes públicos mantendrán un régimen público de Seguridad Social para todos los ciudadanos, que garantice la asistencia y prestaciones sociales suficientes ante situaciones de necesidad, especialmente en caso de desempleo. La asistencia y prestaciones complementarias serán libres”; el art. 45.2: “Los poderes públicos velarán por la utilización racional de todos los recursos naturales, con el fin de proteger y mejorar la calidad de la vida y defender y restaurar el medio ambiente, apoyándose en la indispensable solidaridad colectiva”; el art. 47: “Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación. La comunidad participará en las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos”; el art. 50: “Los poderes públicos garantizarán, mediante pensiones adecuadas y periódicamente actualizadas, la suficiencia económica a los ciudadanos durante la tercera edad. Asimismo, y con independencia de las obligaciones familiares, promoverán su bienestar mediante un sistema de servicios sociales que atenderán sus problemas específicos de salud, vivienda, cultura y ocio”; el art. 128: “1. Toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general. 2. Se reconoce la iniciativa pública en la actividad económica. Mediante Ley se podrá reservar al sector público recursos o servicios esenciales, especialmente en caso de monopolio y asimismo acordar la intervención de empresas cuando así lo exigiere el interés general”; el art. 129: “1. La Ley establecerá las formas de participación de los interesados en la Seguridad Social y en la actividad de los organismos públicos cuya función afecte directamente a la calidad de la vida o al bienestar general. 2. Los poderes públicos promoverán eficazmente las diversas formas de participación en la empresa y fomentarán, mediante una legislación adecuada, las sociedades cooperativas. También establecerán los medios que faciliten el acceso de los trabajadores a la propiedad de los medios de producción”; el art. 131: “1. El Estado, mediante Ley, podrá planificar la actividad económica general para atender a las necesidades colectivas, equilibrar y armonizar el desarrollo regional y sectorial y estimular el crecimiento de la renta y de la riqueza y su más justa distribución. 2. El Gobierno elaborará los proyectos de planificación, de acuerdo con las previsiones que le sean suministradas por las Comunidades Autónomas y el asesoramiento y colaboración de los sindicatos y otras organizaciones profesionales, empresariales y económicas. A tal fin se constituirá un Consejo, cuya composición y funciones se desarrollarán por Ley”.
¿Qué tienen que ver todos estos preceptos constitucionales con nuestra realidad presente? Probablemente lo mismo que los principios de la Resistencia que añora Hessel con la Francia de Sarkozy. Poco o nada. También nos han estafado política y económicamente. Vivimos la misma dictadura internacional de los mercados financieros; al Gobierno le interesa más la confianza de “los mercados” que la confianza de los ciudadanos; la contención del déficit para asegurar a los acreedores del Estado el pago de la deuda es más importante que el pleno empleo; bajar los impuestos al capital cediendo al chantaje de la deslocalización es más importante que tener un sistema tributario justo y progresivo; asegurar el negocio del sector financiero es prioritario sobre el derecho a la Seguridad Social; garantizar los inflados precios del sector inmobiliario es más importante que el derecho a una vivienda digna; hacer negocios con Marruecos, Israel, Arabia saudí, Rusia, China y otros países tan democráticamente avanzados y paladines de los derechos humanos es realmente prioritario y los más sensato y responsable. Hay que competir en sueldos bajos y en recortes sociales para mantener este sistema en que unos pocos prosperan y arramblan con la riqueza y la mayoría sobrevive, hay que garantizar el crecimiento del PIB aunque sea a costa de un planeta cada vez más depredado.
Hay motivos para indignarse, hay necesidad de indignarse, hay no menos causa para la insurrección pacífica. ¿Tendrá el mismo éxito Stéphane Hessel en España cuando se edite su libro en castellano?
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
¡Bienvenido a este blog que espero sea de tu interés!
Este blog pretende ampliar relaciones y proyectar inquietudes varias al universo de la web.
Se nos puede conocer mejor a través de la página El Defensor de Granada y otras cuyos enlaces se presentan a continuación. Si te asomas a las diferentes direcciones de la red que más abajo te ofrecemos. Podrás hacer un recorrido en el que seguro enontrarás algún tema de tu interés.
Bienvenido/a a un mundo de intereses y cuestiones que nos complace compartir.
Espero sean de tu agrado.
http://sites.google.com/site/emilioatienzarivero/
http://eldefensordegranada.blogspot.com.es/
http://picasaweb.google.es/home
http://www.facebook.com/home.php#/profile.php?id=100000115090402&ref=profile
http://lorealinvisible.blogspot.com.es/2013/05/emilios.HTML
https://www.facebook.com/pages/FARMACIA-LIBRE-YA/250917494924990?ref=hl
http://granadaluzcoloryliteratura.blogspot.com.es/
Se nos puede conocer mejor a través de la página El Defensor de Granada y otras cuyos enlaces se presentan a continuación. Si te asomas a las diferentes direcciones de la red que más abajo te ofrecemos. Podrás hacer un recorrido en el que seguro enontrarás algún tema de tu interés.
Bienvenido/a a un mundo de intereses y cuestiones que nos complace compartir.
Espero sean de tu agrado.
http://sites.google.com/site/emilioatienzarivero/
http://eldefensordegranada.blogspot.com.es/
http://picasaweb.google.es/home
http://www.facebook.com/home.php#/profile.php?id=100000115090402&ref=profile
http://lorealinvisible.blogspot.com.es/2013/05/emilios.HTML
https://www.facebook.com/pages/FARMACIA-LIBRE-YA/250917494924990?ref=hl
http://granadaluzcoloryliteratura.blogspot.com.es/