La gesta del 12 de Octubre.
Emilio Atienza Rivero
(En Ideal de Granada, 12.10.15)
El gobierno español de la
Restauración, y los de varios países americanos, declararon festivo el día en
que se cumplieron cuatro siglos del grito de Rodrigo Triana anunciando tierra,
con lo que el 12 de Octubre fue la primera efeméride civil de la edad moderna
celebrada por varios países. Sólo que, como suele ocurrir, una vez que pasó
1892, el 12 de Octubre cayó en el olvido institucional que no popular. El auge
de la fecha llegó en la segunda década del siglo XX, y fue en la orilla
americana del Atlántico donde se proclamó fiesta nacional. Las primeras lo hicieron
a partir de 1910: Panamá, República Dominicana, Honduras, Guatemala, Paraguay,
Bolivia, El Salvador, Ecuador y Uruguay. El 4 de octubre de 1917, el presidente
Hipólito Irigoyen lo hizo con especial énfasis en Argentina:
“(...) siendo eminentemente justo consagrar la festividad de esta fecha
en homenaje a España, progenitora de naciones, a las cuales ha dado, con la
levadura de su sangre y con la armonía de su lengua, una herencia inmortal, que
debemos afirmar y mantener con jubiloso reconocimiento”.
Unos días más tarde hizo lo mismo
el presidente Pardo del Perú. En el decreto de 10 de octubre, la festividad se
instituyó en "homenaje a la Nación española y a Cristóbal Colón".
Así, sin complejos.
En España fue el Gobierno de
unión nacional presidido por Antonio Maura el que presentó a las Cortes un
proyecto de ley que fue aprobado el 15 de junio de 1918, en los siguientes términos,
más propios del lenguaje militar por su parquedad: “Se declara fiesta
nacional, con la denominación de Fiesta de la Raza, el día 12 de Octubre de
cada año”. Siguieron Venezuela y Chile (1921), Cuba
(1922) y México (1929).
Así quedó instituida en España esta
fecha como Fiesta de la Raza entre 1918 y 1958, en que por decreto pasó a ser Fiesta de la
Hispanidad y desde 1981 Día Nacional de España, con lo que se diluye
notablemente su mensaje.
El término de “día de la raza”,
acuñado en tierras americanas y desprovisto de una visión étnica, suscitó las
voces críticas de Miguel de Unamuno y del sacerdote Zacarías de Vizcarra, porque
la exaltación de la raza contradecía el contenido católico e histórico del
comportamiento español en América. Sería otro vasco, Ramiro de Maeztu, quien en
su etapa de embajador de España en Argentina se convirtió en un propagandista
del concepto Hispanidad, como deja bien claro en la revista Acción Española
en 1931:
“La Hispanidad, desde luego, no es una raza. (...) Sólo podría
aceptarse en el sentido de evidenciar que los españoles no damos importancia a
la sangre, ni al color de la piel, porque lo que llamamos raza no está
constituido por aquellas características sino por aquellas otras que son luz
del espíritu, como el habla y el credo. La Hispanidad está compuesta de hombres
de las razas blanca, negra, india y malaya, y sus combinaciones, y sería
absurdo buscar sus características por los métodos de la etnografía”.
La II República mantuvo la fiesta
del 12 de Octubre, con participación de todos los Gobiernos de la época. No
sólo asistían ministros a los actos con embajadores de las repúblicas hispanoamericanas,
sino que se desarrollaban desfiles con la bandera tricolor. La Generalidad
catalana y las embajadas
españolas daban recepciones. Y el nombre oficial seguía siendo el de
Día de la Raza.
La Academia Española introdujo en
la edición de su diccionario de 1936 una nueva definición de hispanidad:
Carácter genérico de todos los pueblos de lengua y cultura españolas. Hasta
entonces, hispanidad sólo significaba el uso de palabras y giros de la
lengua española en otros idiomas.
Recuperada la democracia la UCD
aprobó el Real Decreto 3217/1981, de 7 de octubre, en el que se decía: La
singular importancia del día doce de octubre, Fiesta de la Hispanidad, en la
que se conmemora el descubrimiento de América y el origen de una tradición
cultural común a los pueblos de habla hispánica, aconseja dar a su celebración
la máxima solemnidad y permanencia en todo el ámbito nacional.
El Gobierno de Felipe González
reguló de nuevo el 12 de Octubre por Ley 18/1987, de 7 de octubre, establece
esa fecha como la de la Fiesta Nacional de España, prescindiendo de la
denominación de Día de la Hispanidad.
Pese a los circunloquios, los
separatistas siguen sabiendo que el 12 de Octubre evoca a España y una gesta grandiosa.
Por eso no van a los actos conmemorativos.
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