Aviación

La Señora de Loreto, Protectora de los aviadores.

Emilio Atienza.

A la memoria de mi padre.


¿Por qué la relación entre la advocación de Loreto y la aviación? La respuesta es una sorprendente historia ocurrida hace siete siglos que da cuenta de los prodigiosos vuelos que de Galilea a Italia realizó la “Santa Casa”, que en vida habitó la Virgen María en Nazaret, para evitar ser destruida en una de las muchas invasiones y saqueos que tuvo que soportar desde los primeros siglos del Cristianismo. En aquel sencillo hogar María fue saludada por el Arcángel San Gabriel y en aquel lugar santo se desarrolló la infancia de Jesús. Posteriormente, la Casa de Nazaret fue transformada en iglesia por los apóstoles. En su ara de piedra celebró San Pedro la Sagrada Eucaristía y en ella se veneraba una imagen de la Señora, tallada por la mano del evangelista San Lucas. En el año 70 de nuestra era Jerusalén fue arrasada por Tito, pero milagrosamente Nazaret y su “Santa Casa” supervivieron. Dos siglos mas tarde, Santa Elena hizo construir un santuario para albergar en su interior la casa de María, y ésta se mantuvo intacta hasta el Siglo XIII. En 1263, los turcos derribaron la Basílica de Nazaret, pero la casa sobrevivió, el motivo es que el Corán cita a María y a Jesús. A primeros de 1291, con la caída de Trípoli y San Juan de Acre, el reino de los cruzados se hunde definitivamente y el Islam se enseñoreó en Tierra Santa. Es en ese momento en el que se produce el increíble acontecimiento, el 10 de mayo de 1291, al descubrir unos leñadores a dos mil kilómetros de Nazaret, en la colina de Tersatto, cerca de Fiume, la hoy Croacia, en la costa oriental del Adriático, una casita que nunca habían visto en aquel lugar, deshabitada, en su interior sólo había un altar de piedra y sobre éste una imagen en madera de María con el Niño en brazos. El prodigio explica a la luz de la tradición y, sobre todo, de la fe que aquella noche de diciembre fue elevada y trasladada por una legión de ángeles, que la alejaron del peligro hasta depositarla blandamente en los campos dalmáticos.
Los científicos defienden la imposibilidad de un traslado milagroso, de hecho la Iglesia no se ha pronunciado sobre la cuestión, y abundan las hipótesis que defienden un traslado “clásico”, piedra a piedra. Sin embargo, se dan circunstancias que cuestionan este punto de vista recogidas en el libro “Loreto, la nueva Nazaret”, del historiador Guillermo Garrat, quien cuenta que trasladada una comisión de nobles a Nazaret, se comprobó que allí quedaban completamente visibles los cimientos de la casa aparecida en Dalmacia, y que éstos coincidían perfectamente con el plano que llevaban de la misma. Tres años más tarde, el 10 de diciembre de 1294, se verificó una segunda traslación, y de nuevo los ángeles viajando con su preciosa carga por encima de las aguas del Adriático, la reposaron en el lugar italiano de Recanatti, sobre un bosque de laureles del que el lugar tomó el nombre de Loreto y la Virgen que había en ella idéntica advocación. Siguieron un tercer y cuarto viaje de la “Santa Casa” hasta quedar en el lugar actual, una colina junto a la mar, bordeada por el Musove, en la región italiana de Ancona. Finalmente surge inevitable la pregunta: ¿Quién trasladó la “Santa Casa” desde Nazaret hasta su actual emplazamiento lauretano? ¿Fueron los ángeles o la mano del hombre? ¿Milagro, realidad o leyenda? No seré yo quien se pronuncie sobre tan importante controversia. Me limito a narrar lo recogido por la tradición y aceptado por la fe cristiana. Al margen de todo es una hermosa historia.
Con los años la Casa de Nazaret se transformó en la actual Basílica de Nuestra Señora de Loreto o “Chiessa della Casa Santa”, rica en mármoles y bronces, proyectada y construida por Benedetto da Maiano y Bramante de Urbino, que es hoy un importantísimo centro de peregrinaciones desde todas las partes del mundo cristiano. En las naves de su recinto se celebraron solemnes rogativas por el triunfo de la Armada cristiana contra el turco en Lepanto, por lo que luego San Pío V añadió el “Auxilium Christianorum” a la letanía lauretana.
Por un “Breve Pontificio” del papa Benedicto XV, fechado el día 24 de marzo de 1920, se declaró a la Virgen de Loreto Patrona de los aviadores de todo el mundo y poco meses después, el 7 de diciembre de1920 una R.O. de Alfonso XIII hizo lo propio con el Servicio de Aviación que asumió su patronazgo y tan sólo tres días después tuvo lugar la primera celebración en la cuna de la aviación española, el histórico aeródromo de Cuatro Vientos (Madrid).
En la decisiva reforma de la Aeronáutica Militar llevada acabo por el general Francisco Echagüe Santoyo el 17 de marzo de 1921 nació legalmente el aeródromo de Granada, ubicado en los Llanos de Armilla. Inaugurado oficialmente un año después, desde aquel 1922, año tras año, todos los 10 de diciembre sus aviadores han renovado su devoción mariana. Hoy en una recogida y bella capilla se venera una imagen tradicional de la Virgen de Loreto, fiel reproducción de la de Ancona, que muy cerca de las pistas del aeródromo vela atenta, día y noche, por ellos. Otro tanto sucede en el Escuadrón de Vigilancia Aérea de Motril que cuenta con dos bellas imágenes y un mural de igual tema que engalana el frontal del altar de su capilla abierta a la devoción ciudadana.
Ha escrito Miguel Delibes que “de un hombre amenazado por un riesgo se dice que vive en el aire; de un hombre que vive en el aire se dice que está amenazado de un riesgo. Esto equivale a decir que la Virgen de Loreto no es una Patrona de simple devoción, sino de necesidad. El hombre que vive en el aire precisa de una atenta solicitud: hay que evitar su caída”. Magnífica metáfora para una sociedad amenazada por un voraz materialismo, en la que los hombres con alas son un símbolo para los hombres sin ellas, un símbolo de rectitud y honradez no sólo en la meta, sino también en la trayectoria. Recuerdo una canción marinera que invitaba a tomar una barca de vela para irse a vivir al mar “porque ya no se puede vivir en la Tierra”. Hoy este escenario se nos queda escaso, y se hace necesario alzarse a espacios incontaminados, a elevarse a las más altas capas del Aire, es lo que hacen todos los días los Amadis del Aire.
Y concluyo con mi felicitación más sincera para todos los integrantes del Ejército del Aire y sus familias, que este 10 de diciembre celebran su Excelsa Patrona, sólo queda afirmar que ninguna otra imagen más propia a invocar por cuantos desarrollan su vida en un medio tan ajeno como el aire que la advocación mariana de Loreto, que para salvar su casa hizo voló por escalas hasta aterrizar en lugar seguro. La Señora de Loreto, Patrona de la Aviación, ha amparado siempre las acciones gloriosas de las alas españolas, las ha protegido en los peligros y en sus servicios a la sociedad española, en su patria o en el extranjero, siempre con el cielo como testigo y la gloria por destino.

(Publicado en IDEAL de Granada el 10/12/2008).